
Una mujer,
después de mucho tiempo, explicó a las autoridades que había sido abusada en
muchas instituciones dirigidas por la misma Santa Iglesia católica, en el frio
país de Irlanda. ¿Dónde podemos encontrar paz y salvación si no es en la casa
de Dios, en la iglesia que domina a muchos países de habla hispana?, entonces
no es tan santa después de todo, más bien diabolica y criminal como nos
enseñaron la historia, parece que no cambió. Parece que el infierno queda en
donde menos lo esperamos.

Este es el relato de "Irene Kelly" la que sufrió en el
instituto dirigido por la misma Iglesia católica en Dublín, Irlanda, desde los seis
hasta los once años de edad, durante la década de los años sesenta. Irene,
nombre escogido para proteger su identidad, continua su relato a las
autoridades: "Eventualmente me llevaron a la guardería, ahí fue donde
comenzaron a abusarme física, mental y lo que más me marcó, es que también me
abusaron sexualmente; todavía despierto en las noches gritando, mi mente sigue
allí, me han destrozado la vida. Era un infierno, mi vida desde entonces es
triste y desgraciada, todo los días me abusaban sexualmente, todo tipo de cosas
llegaron a introducir en mi vagina, hasta insectos y miembros de animales
muertos; sus lenguas asquerosas menguaron mi inocencia, monjas desalmadas; sus
risas diabólicas devoraban la poca esperanza, todo eso llegó a un punto donde
ya no podía aguantar más esa situación. Así que un día decidí meter mis dedos
dentro de un enchufe de corriente.”
Supongamos que es una mentira, todo para destruir la imagen de la Santa
Iglesia Católica Apostólica y Romana. Pero, si fuera mentira esta misma institución
religiosa de Irlanda, no hubiera ofrecido
compensaciones financieras a cambio de que las víctimas guardaran silencio.
Y sigue su relato, posiblemente el más sórdido que me ha tocado traducir
e investigar: “Cuando desperté luego de haber intentado suicidarme, había un
doctor al lado de mi cama, el doctor me preguntó por qué lo había hecho. Yo le
dije que por toda la crueldad y el dolor. Y una monja me interrumpió y le dijo
al médico: ´Se lo dije, esa niña es
un demonio; el diablo está dentro de ella´”. Todo era caos recuerda Irene. "Bebés
llorando todo el tiempo, por dolor o por hambre o porque querían que alguien
los cargara. Aun puedo escuchar esos gritos y llantos". Rememora ella, la
Iglesia católica debería estar avergonzada de lo que ha ocurrido.
Ella a raíz de todo lo que vivió reflexiona también: "Han destruido
la vida de tantas generaciones de niños. Nunca quise una familia, ni casarme o
tener niños, porque para mí el mundo era un sitio cruel". Pero todo dio un
vuelco cuando quedó embarazada por primera vez. "El sentimiento de ese
bebé me cambió. Me pregunté cómo alguien podía abusar de un ser tan pequeño. Estaba
asustada de ser mamá. De herirlo o ser una mala madre".
Ahora, Paolo en la oscuridad, te hará enterar un poco más de estos casos
en Irlanda, este es el producto de mis investigaciones:
- En 1999 se registró una oleada de denuncias sobre abusos en escuelas, orfanatos e instituciones dirigidas por monjas católicas, curas y miembros de la comunidad eclesiástica en Irlanda.
- En el 2002 el gobierno de Irlanda estableció un comité especial para fijar compensaciones a las víctimas de abuso, con la condición de que no hablaran públicamente de lo ocurrido.
- Los últimos reclamos fueron aceptados en setiembre del 2011.
- En diciembre del 2014 se habían recibido 16.626 denuncias, de los cuales 15.527 obtuvieron compensación financiera.
- Los costos legales del proceso superan los US$215 millones.

Aprendiendo a ser feliz
"Aún estoy aprendiendo a vivir con lo que pasó. Dios ha estado
conmigo. Y tengo apoyo de psicólogos. Todos los días tengo que vivir con esos
recuerdos", exclama Irene. "Tengo días malos, cuando no quiero levantarme
ni hacer nada, ni respirar. Pero el apoyo de los psicólogos ha dado resultados”,
explica Irene, su objetivo ahora es liberar a la pequeña niña que sufrió en el
orfanato de ese pasado, y disfrutar ahora de su familia.
"Jennifer Kelly", hija de Irene, cuenta que su madre ha
cambiado desde que las sesiones comenzaron. La primera que vez escuché lo que
había pasado. Entonces comprendí que cuando mi mamá había sido dura
conmigo, esa experiencia había tenido que ver, y que lo había hecho porque no
sabía cómo manejarlo. Y lo hizo para que no me enterara de lo que le había
pasado", explica Jennifer. "Pero ahora todo ha estado muy bien en
nuestra relación. Los últimos dos años han sido buenos", comenta.
Al pensar en las otras niñas que
pasaron por lo mismo y otras personas que han sufrido este tipo de
experiencias, Irene advierte que hay ayuda disponible para aprender a vivir con
ese pasado lo mejor posible. "Soy una sobreviviente, y me siento mucho
mejor conmigo misma. Y a cualquiera que tenga miedo de confrontar lo que vivió
le diría que es muy difícil empezar y toma mucho tiempo llegar a sentirse
feliz, pero yo lo he logrado. Hoy me siento feliz".

Reflexión
final
¿Dónde
está Dios?, en un ser que posea la cualidad teológica de la bondad, no entiendo
como en su bondad pueda permitir el mal. En el planeta tierra, este, el
nuestro, las esperanzas están perdidas. La ignorancia es la única venda que nos
mantiene en la tranquilidad, quiera Dios seguir manteniéndonos en la ignorancia
para no ver esta cruda realidad.
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